He iniciado una campaña en pro de su liberación, con no mucho éxito.

Con ocasión del día internacional de la familia, mi hijo nos ha traído del cole una cartulina con 12 consejos, que bien merece la pena conservar (y practicar), aquí van:
Al igual que el año pasado, voy a aprovechar este blog para anotar los regalos recibidos en el día de ayer, quizás algún día me apetezca recordarlo y aún no he empezado a usar Evernote:
A unos pocos minutos de salir de casa con mi familia más próxima, para ir a celebrar la noche de hoy con la familia más extensa, me apetece dedicar un par de minutos a dedicar un post a expresar mis mejores deseos para todo aquel que lo lea.
Todas las épocas son buenas para expresar buenos deseos para el prójimo, y esta también, así que, ojalá disfrutéis de buena compañía, seáis felices, y sintáis que nos ha nacido un Salvador, y si me ha quedado una felicitación demasiado cristiana, pues os remito a un post de @yoriento (AKA Alfonso Alcántara) y os deseo una feliz navidad agnóstica (o incluso atea), por que disfrutar de la compañía de los seres queridos, acoger los buenos deseos que envía el prójimo, y enviar con sinceridad aprecio a amigos y conocidos, de palabra, por mail, vía post, twitter, facebook o SMS está al alcance de cualquier ser humano, y como decía, todas las épocas del año son buenas para hacerlo (includo esta).
Aquí os dejo con un navideño cuadro de Van Gogh: Starry Night Over The Rhone:
No escucho mucho la radio, pero pongo siempre Onda Cero en el trayecto de mi casa al trabajo (6 minutos), y por las mañanas, cuando voy temprano, escucho en Herrera a la Onda un breve analisis de la actualidad a cargo de Fernando Ónega. No sé si todos los días, pero al menos, siempre que me toca a mí escucharlo, Carlos Herrera lo presenta como “el hombre que cena centolla”. El motivo de esto es que Ónega, dijo un día en el programa de Carlos Herrera este refrán:
o home que cea centola, non durme ben se non folla
y desde entonces.
Algunos links que recogen esto:
Para alguien como yo, cuya vida transcurre más o menos placidamente en un pueblo de la provincia de A Coruña de menos de 3.000 habitantes, pillar dos aviones el mismo día para ir a pasar el día a Madrid, es todo un acontecimiento.
El motivo del viaje fue visitar, como todos los años, la feria de impresión digital Viscom Sign. Me la encontré un tanto escuchimizada, con algunos expositores habituales ausentes este año, y con casi todos recortando superficie y espectacularidad del stand respecto a otras ediciones. La bicha de la crisis.
El caso es que tuve tiempo a ver la feria en mucho menos tiempo del previsto, y me quedó un rato para coger un taxi, pedirle que me llevará al centro, y pasear por el Madrid de las letras después de comer asado de cochinillo. Me gustó el paseo (y la comida, regada con Protos).
En el viaje de vuelta a casa, perdí la tarjeta de embarque, y casi me quedo en tierra, suerte que un alma caritativa la encontró y la entregó en el mostrador de embarque.
Pues eso, que ayer, a raíz de la noticia de que todavía persisten injustas desigualdades en la retribución de las mujeres, un equipo de RTVE en Galicia estuvo en nuestra empresas grabando unas imágenes y entrevistándonos (tenemos un plan de igualdad), y lo emitieron en telediario de la 1.
Hoy he cumplido un buen montón de años, y me tuve que pasar el día fuera de casa: doce horas, nada menos, entre que salí por la puerta y volví a entrar. Cuando llegué me estaban esperando mi mujer e hijos con una mesa llena de regalos, y una mini fiesta montada. Para la historia, enumero los regalos que recibí:
Recibí pocas felicitaciones en persona (estuve todo el día recibiendo formación con gente que no sabían que día era hoy), unas cuantas por teléfono, bastantes por correo electrónico y SMS y la mayoría por el facebook. Esto es nuevo (el año pasado no estaba registrado en esa red social). Quien sabe que otra nueva forma de felicitar aparecerá para el 2010.
En los sotanos de la Facultad de Química, en el Campus Sur de la Universidad de Santiago de Compostela, se esconde un impresionante y antiguo museo. Se creó en el curso académico 1840-41 y tiene una exposición permanente con tres bloques:
Esta colección de modelos cristalograficos tiene gran valor, ya que el abad Haüy es el fundador de la cristalografía moderna, y el mismo construyó y comprobó 1.024 modelos de madera que representan las formas regulares correspondienes a las varedades cristalinas de cada especie mineral. Se conservan 1.000.
Para mí el carnaval tiene mucho más que ver con comer que con cambiar de atuendo. Pueden haber transcurrido ya veinte años desde la última vez en la que me disfracé, y sin embargo, puntualmente todos los años mantengo las mismas costumbres gastronómicas.
El cocido es el plato por excelencia de estas fechas, con su carne de ternera (preferentemente jarrete), su pollo, lacón, patata, chorizos, grelos y costilla. Todos estos con un buen vino tinto, que tenga cuerpo, conforman una mezcla perfecta y muy recomendable.
Para el postre, los carnavales ofrecen una variedad impresionante de ellos: filloas, orejas, rosquillas, flores, hojas de limón, buñuelos de viento , a cada cual más rico.
Dejando a un lado todo este asunto del comer, me resultó curioso descubrir este año las distintas teorías que existen sobre el origen de la palabra CARNAVAL, lo que viene a ser su etimología. Sin ir más lejos, la misma wikipedia ofrece un interesante resumen que transcribo:
A comienzos de la Edad Media la Iglesia Católica propuso una etimología de carnaval: del latín vulgar carne-levare, que significa 'abandonar la carne' (lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la Cuaresma). Pero no se ha podido explicar el porqué.
Posteriormente surgió otra etimología que es la que actualmente se maneja en el ámbito popular: la palabra italiana carnevale, que significaba la época durante la que se podía comer.
Pero a fines del siglo XX varios autores comenzaron a sospechar el origen pagano del nombre. Carna es la diosa Celta de las habas y el tocino. También estaría conectada con fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna (que en el Mahabhárata aparece como un ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del Sol y la reina Kuntí). Algunas personas creen que la palabra carnaval hace referencia a una supuesta antigua tradición pagana en la que se ofrecía carne al dios Baal (carna-baal) en una fiesta de donde todo vale.
Por cosas del trabajo tuve que estar un par de días en Stuttgart. El nombre de esta ciudad alemana viene a significar “jardín de yeguas”, y cuenta con unos 600.000 habitantes.
Es una ciudad muy ligada a la industria de la automoción, Bosch (el de las bujias) nació allí, y allí se encuentran la fabrica de la Porsche, con museo incluído y de la Daimler. Si te bajas del metro en la estación central de Hedelfingen, verás en la cima del edificio el caracterísitco logotipo de la Mercedes.
Me llamaron la atención, y me causaron una sana envidia, unos kioscos de fruta que encontré en varios lugares de la vía pública (fruit bars), que vendían unas muy apetitosas y saludables raciones de fruta fresca lista para consumir.
Descubrí en este viaje que los alemanes no comen pan con las comidas. Tienen mucho y muy buen pan, con distintas variedades, pero no lo sirven con las comidas.
La primera vez que mis suegros vinieron a comer a mi nueva casa, descubrí en la sobremesa que no tenía ni café, ni cafetera (la que tenía se había quedado en nuestra vieja vivienda), así que salvé malamente la situación con unos sobres de Cappuccino descafeinado de Nescafé. Mi madre, que había asistido a la peripecia no tardó mucho en regalarme una cafetera: una Nespresso Delonghi EN95GY.
Seguro que casi todo el mundo conoce ya el sistema Nespresso, pero yo nunca había oído hablar de él, con lo que me quedé muy sorprendido al conocerlo. Estas cafeteras funcionan con unas capsulas de café, cuyo precio aproximado es de 30 centimos de Euro, y que se compran en la web del Club Nespresso. Están cerradas herméticamente y mantienen el aroma del café intacto hasta el momento de su preparación, el agua pasa a través del café sin que la capsula se rompa, con lo que la limpieza de la cafetera no da ningún trabajo. Hay una gran variedad de sabores y cada uno de ellos se identifica con un color. Con el primer pedido regalan un expositor de madera con unos rótulos que explican las notas de cata de cada variedad. Todo un “asombra visitas”.
Tras varios meses conviviendo con semejante artilugio en casa, diseñado para los gourmets del café, he sucumbido a su embrujo. Comencé por utilizarla únicamente cuando tenía visitas, pero pronto empecé a tomar algún espresso al comienzo de algún día largo, y hoy, que no necesitaba ningún estimulante (para eso es domingo), tuve que hacerme un Decaffeinato intenso solo para matar el gusanillo. Por cierto, que he dejado de tomar el café con azucar: ahora lo tomo solo para apreciar su sabor tal y como es.