
Para alguien como yo, cuya vida transcurre más o menos placidamente en un pueblo de la provincia de A Coruña de menos de 3.000 habitantes, pillar dos aviones el mismo día para ir a pasar el día a Madrid, es todo un acontecimiento.
El motivo del viaje fue visitar, como todos los años, la feria de impresión digital Viscom Sign. Me la encontré un tanto escuchimizada, con algunos expositores habituales ausentes este año, y con casi todos recortando superficie y espectacularidad del stand respecto a otras ediciones. La bicha de la crisis.
El caso es que tuve tiempo a ver la feria en mucho menos tiempo del previsto, y me quedó un rato para coger un taxi, pedirle que me llevará al centro, y pasear por el Madrid de las letras después de comer asado de cochinillo. Me gustó el paseo (y la comida, regada con Protos).
En el viaje de vuelta a casa, perdí la tarjeta de embarque, y casi me quedo en tierra, suerte que un alma caritativa la encontró y la entregó en el mostrador de embarque.