Este fin de semana tuve la oportunidad de comprobar como una gran superficie vendía un artículo a un precio más de tres veces superior que el de una pequeña tienda de pueblo.
El artículo en cuestión era una bacenilla azul con forma de hipopotamo. En el Hipercor de Santiago se ofrecía por 7,5 € mientras en un todo a cien de un pueblo de tres mil habitantes se podía comprar por 2 €. Si comparamos el volumen de compra y la capacidad de negociación frente a proveedores de uno y otro establecimiento, la diferencia aún se hace más llamativa, ya que parece evidente que, aun en el supuesto de que ambos establecimientos ofrecieran el mismo artículo a 2 €, sería la gran superficie la que obtendría un margen comercial mucho mayor.
No hubiera sido posible esta diferencia en un producto de uso cotidiano por que nos tenemos los precios muy aprendidos y nos daríamos cuenta enseguida, tampoco en una compra de alta implicación (una videocamara, una nevera...) por que seguro que comparamos un par de precios antes de decidirnos, pero en un orinal... ¿quién se va a dar cuenta?.
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