jueves, 14 de febrero de 2008

Otorgar escrituras de compraventa e hipoteca


Según lo previsto y anunciado ayer en este mismo blog, hoy fuí a la notaría a firmar dos escrituras:
  • compraventa de una casa
  • hipoteca por treinta y cinco años
Después de plasmar la rúbrica en uno y otro documento, la sensación es muy distinta: primero que si metros cuadrados, linderos y demás, mientras el notario va leyendo, parece que estás viendo la casa y piensas: "es mía, es mía", así que cuando termina te abalanzas sobre el papel bolígrafo en ristre para hacerte con ella. Después que si tipos de interés, que si 420 cuotas, que si hasta el año 2043, interés de demora, embargo, subasta pública..., se te encoje el corazón con cada página que te van leyendo, y cuando toca subscribir semejante maraña financiera, te dan ganas de volver a leer la letra pequeña.

Pero firmas, y yo firmé, en un día señalado como el de hoy (San Valentín), así que me acordaré toda la vida de la fecha en que me compré mi primera vivienda habitual.

Me hicieron gracia algunas cosas, por ejemplo, el empeño en poner como nuestro domicilio la dirección de la nueva casa por parte del notario (yo hoy no dormiré allí, pero este hombre insistió, y no era cosa de ponerse a discutir). Además, hubo una diferencia de un céntimo en las cantidades calculadas por el promotor y el banco: la apoderada de la entidad financiera traía un talón por un céntimo más de lo que correspondía según los números del vendedor (y lo que figuraba en el documento que íbamos a firmar), esto hizo que en la escritura constase que, tras recibir el cheque, el promotor me hiciese entrega de un céntimo de euro que "la parte compradora confiesa recibido".

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