No dedico ni un solo minuto a la semana a realizar deporte o ejercicio físico. Buscando soluciones para esto, y prevenir todos los riesgos que se derivan de una vida sedentaria, llegué a la conclusión de que lo más recomendable en mi situación es madrugar un poco más, y caminar 20 minutos cada día, o al menos, 20 minutos tres veces a la semana.
Estoy convencido de que el hábito de una caminata mañanera solo me trairía beneficios: mejor forma física, reducción de peso, tiempo para pensar... y sin embargo, aunque hace ya tiempo que tengo este convencimiento, nunca consigo saltar de la cama a las 7:15 en lugar de a las 7:50.
Dejo esta entrada en mi bitácora para que me sirva de recordatorio: hay que madrugar para caminar. Mañana sin falta, aunque solo sea para no quedar mal con el blog.
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