lunes, 26 de diciembre de 2005

Sobre cartas astrales

No leo los horóscopos, ni considero que mi signo del zodiaco me determine en modo alguno, pero hoy, entre viejos papeles, encontré mi carta astral. La hice yo mismo con 17 años (han pasado otros tantos), y recuerdo que me llevó su tiempo acabarla y que cuando la vi finalizada no me dió frio ni calor. Dice así:

Aplicación en el estudio; gusto por los libros y la lectura en general. Las cualidades más sobresalientes son la perspicacia y la capacidad de adaptación.
Reñida pugna entre la habilidad financiera y la acusada tendencia a la prodigalidad.
La felicidad y el triunfo dependen del trabajo arduo.
La vida hogareña es muy importante. Pueden obtenerse ganancias en la venta de fincas u otras posesiones relacionadas con la tierra.
La sexualidad no es muy acusada. Los juegos de azar darán resultados positivos mientras su único objetivo sea el esparcimiento.
Temperamento muy excitable. Para evitar repercusiones psicológicas debe controlarse la tendencia a irritarse.
La inconstancia pone en peligro las relaciones, si se controla la vida conyugal y las asociaciones serán armoniosas.
Probable beneficio material resultante de legados o asociaciones.
Personalidad encantadora con inclinaciones artísticas.
Las dotes para el comercio pueden suponer el éxito profesional a edad temprana.
Numerosas amitades, muchas de ellas femeninas.
Posible conflicto con los superiores.

Alguna de estas afirmaciones resultan una obviedad para cualquier ser humano: la felicidad y el triunfo dependen del trabajo arduo, y otras (muy a mi pesar, y sorprendentemente) creo que me retratan, como el gusto por los libros y la vida hogareña, y la pugna entre habilidad financiera y prodigalidad. Con otras no me identifico, así que achaco las coincidencias a la casualidad, y sigo sin dar crédito a la astrología.

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