Tengo un hijo de dos años y siete meses que se acaba de despertar (5:15 AM) pidiendo agua. Lo curioso es que, según sus propias declaraciones, el agua bebida en su cama no le quita la sed; es necesario que lo lleve en brazos hasta el sofá de la sala y allí le dé de beber para que se sienta saciado.
Después de tanta maniobra uno se desvela y aprovecha estos minutos de vigilia para añadir una entrada al recién creado blog.
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