domingo, 17 de abril de 2011

Volviendo al comic

Durante mi infancia leí muchos comics: Carpanta, Mortadelo y Filemón, Asterix y Obelix, Doña Urraca, Pepe Gotera y Otilio, TBO, Tintín, Lucky Luke, Rompetechos, Spirou y el Marsupilami, Don Miki, Zipi y Zape, Superlópez, las Novelas ilustradas de Bruguera, Jabato, El Capitán Trueno, Hazañas Bélicas (supongo que me olvido de alguno). Cuando empecé a leer otra clase de literatura, dejé los comics por completo, supongo (no lo recuerdo) que no me parecían lo suficientemente adultos. Después, durante los primeros años de facultad solía comprar El Jueves y las Historias de la Puta Mili (inolvidable el sargento Arensivia), y algún comic más (Torpedo), pero desde entonces (han pasado más de 20 años) no volví a leer comics.

Es increíble ver como nos culturizan los niños. Tengo un hijo de 7 años que empezó leyendo Asterix y Obelix y enseguida llegó al comic americano de Marvel (Los cuatro fantásticos de John Byrne y Thor). Por contagio y  por que estaban los comics en casa, he empezado releyendo algún Asterix, y he acabado en el manga, tras una breve incusión por el manhwa (el manga coreano). Leí la semana pasada el tomo 1 de "Priest", de Hyung Min-woo: es una historia de terror, con muertos vivientes, y ventas de almas al diablo, ambientada en el antiguo Oeste, no me gustó por la temática. Acabo de terminar ahora mismo el tomo 1 de Bokko, un manga puro y duro (¿sabéis que los manga se leen de derecha a izquierda?), se puede decir que es una novela gráfica histórica, se sitúa en la China antigüa, hace 2300 años, cuando estaba dividida en varios reinos que luchaban entre sí. En este contexto, Ge Li, una especie de monje pacifista, ayuda a una ciudad habitada por 4.000 campesinos a defenderse del ataque de un ejército formado por 15.000 profesionales. Muy entretenido y recomendable.

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