sábado, 3 de noviembre de 2007

Lo que enseña ser padre de un niño de cuatro años

A mi hijo mayor, de cuatro años de edad, le ha picado la curiosidad: quiere saberlo todo de aviones y de dinosaurios, y pregunta, y pregunta, y yo, dentro de mis limitaciones (que en los temas que menciono son inmensas) respondo. Para esto ayuda mucho internet (google y wikipedia más concretamente).

Así últimamente, y por poner unos cuantos ejemplos del mundo de los dinosaurios me he enterado de que:
  • Los dientes del Tyrannosaurus Rex alcanzaban los 18 centímetros de alto
  • Los dinosaurios tenían dos paladares, lo que les permitía tragar y respirar al mismo tiempo
  • Dinosaurio significa lagarto terrible
  • A parte de los huesos, de los dinosaurios se ha encontrado tejido muscular completo (por ejemplo una pierna entera de un Tyranosaurio)
  • Las aves actuales descienden de los dinosaurios, y conservan cosas de ellos, como por ejemplo el uso de gastrolitos (piedras que tragan estos bichos para que, en el estomago, les ayuden a deshacer los alimentos)


Y podría seguir, pero en este momento prefiero centrarme en otra cosa, y es que la curiosidad es un don, y si está en nuestra mano debemos fomentarla, venciendo la tendencia a responderle a los niños a lo loco o a no dar importancia a las cuestiones que plantean. Al doctor Mario Alonso Puig, en una reciente conferencia, le oí decir que en nuestra cultura no se primaba el hábito de preguntar en público, lo que para él era un error, y creo que está en lo cierto: la pregunta estimula el conocimiento, nos empuja al aprendizaje y a la investigación, al niño que pregunta, además de una respuesta fundamentada, deberíamos darle un premio.

1 comentario:

Valeria dijo...

Las personas luego, conservan esa curiosidad por saber y reponder a los niños es también enseñarles a buscar...

En nada repasarás las capitales del mundo y aprenderás alguna que ha cambiado, seguramente... :)