lunes, 14 de mayo de 2007

Espiritu de funcionario

No tengo nada en contra de los funcionarios, y me suelen molestar las generalizaciones que afectan a este colectivo, ya que he podido conocer de primera mano a empleados públicos comprometidos con su trabajo. Sin embargo, esta mañana, he podido comprender a todos los que se quejan y hacen chistes sobre los funcionarios, el café de varias hora, el vuelva usted mañana, etc., etc.

He tenido que ir a una oficina pública, recibí una llamada de una funcionaria muy atenta: venga por allí a cualquier hora y pregunte por fulanita o por menganita. Era una sala abierta al público, con un mostrador en forma de L y unas 12 mesas detrás del mostrador, con unas 8 personas trabajando tras ellas. Saludé: "buenos días", me apoyé en el mostrador e ignorancia total. Nadie devolvió el saludo, ni se acercó al mostrador. Un par de minutos de tensa espera, con alguna mirada furtiva desde el otro lado del mostrador, y nadie venía a atenderme. Opté por decir en voz alta "busco a fulanita o menganita", menganita se acercó y realizamos el trámite.

Poco después hice algún otro recado, en establecimientos privados. Que contraste. "Buenos días, en que puedo ayudarle", es la frase de bienvenida, que, con una sonrisa recibes al entrar en cualquier sitio. ¿Para cuando un trato parecido en la administración pública?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Supongo que debe haber excepciones como en todo, pero pocas.
En muchas ocasiones no es que pasen de ti, es que encima te atienden de mala gana.