A mis once años miraba estupefacto con los amigos de la infancia catálogos de venta de productos milagrosos por correspondencia: gafas con rayos X, métodos para que los bajitos crecieran, increibles aparatos espías, etc. De todas esas maravillas, lo que más llamó la atención a nuestros ojos infantiles fueron "los increíbles monos acuaticos". Recuerdo perfectamente el dibujo que ilustraba el anuncio, en él se veían unos hombrecillos nadando, dentro de una pecera. Para nosotros, que teníamos hamsters, tortugas, pececitos... contar con una colonia de monos acuaticos, y ver como se reproducían, como se divertían o como peleaban entre sí, tal y como se anunciaba, representaba una idea muy atractiva, así que, desoyendo el consejo de nuestros padres, reunimos unas 900 pesetas entre tres, e hicimos el pedido.
Al recibirlo, ¡que decepción!: el paquete contenía una pecera de plástico minúscula, y tres pequeños sobres. Nuestros padres tenían razón (pensamos), no hay monos acuáticos. No recuerdo si llegamos a probar aquellos sobres o no, pero el caso es que, hasta hoy, siempre recordé aquel episodio como una estafa.
Más de 20 años después me acordé de aquel intento frustrado de criar monos acuaticos, y aprovechando que google existe, me puse a buscar. Y encontré.
Existe un crustaceo llamado Artemia Salina, cuyos huevos pueden conservarse durante años, y cuando se dan las circunstancias apropiadas, eclosionan, desarrollándose después normalmente. Esta característica fue aprovechada para llevar a estos animalitos al mercado de consumo, en el que se les llamó sea monkeys por su larga cola.
Enlaces para saber más, o comprar monos acuáticos:
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