De todos es conocida la expresión el canto del cisne, para referirse a la última y extraordinaria actuación de una persona antes de su desaparición. El origen de esta expresión está en la erronea creencia de que los cisnes, antes de morir, emiten un melodioso canto. Lo cierto es que, por lo general, estas aves no cantan, digo por lo general, por que existen varios tipos de cisnes, y aunque la mayoría solo emiten graznidos, el cisne cantor o músico, propio de los paises más frios, y que canta durante toda su vida. Puede haber dado lugar a esta confusión, según recoge Noel Clarasó, el hecho de que este cisne cantor cuando sufre o está asustado emite un canto más armonioso que el habitual.
Pese a todo, los poetas clásicos, como Ovidio o Virgilio ya se referían a este canto del cisne, existe una película con este título y una obra de teatro de Anton Chejov.
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