Tenemos en primer lugar la castiza y original "cajón de sastre", que da lugar a las otras dos. Fabián González Bachiller explica a la perfección el origen:
Hasta hace algunos lustros, antes de generalizarse la venta de la ropa previamente confeccionada, uno acudía, con la frecuencia que su ecomomía le dictaba, al sastre. Como el panadero, el lechero, o el zapatero, este profesional que el DRAE nos define como "el que tiene por oficio cortar y coser vestidos, principalmente de hombre" convivía en pueblos y ciudades, en proximidad directa, con sus convecinos. Llamaba la atención en el taller de su domicilio un enorme cajón en el que había casi de todo y en desorden: tijeras, alfileres, tiza, botones, lápices, monedas, imperdibles, hilo, más botones, cinta métrica, lápices planos, recortes de tela, una libreta, agujas, cremalleras, cuadernos, dedales... Semejante popurrí dio pie a que la expresión cajón de sastre se use, metafóricamente, con la acepción de "conjunto de cosas diversas y desordenadas", e incluso con la de "persona que tiene en su imaginación gran variedad de ideas desordenadas y confusas", que recoge el DRAE.
"Cajón desastre", es, seguramente una degradación de la anterior, degradación que el mismo Fabián González explica por dos motivos:
- la casi desaparición del oficio de sastre
- la existencia de un programa infantil así titulado: Cajón desastre
- Una sección en el blog 'Inventando amaneceres'
- Un juego de palabras para referirse a la expresión "cajón desastre", que yo creía original y propia, pero que he encontrado en varias ocasiones en la red.
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