Cuentan de J.P. Morgan, fundador de una banca que lleva su nombre, que trataba realmente mal a sus colaboradores, ridiculizándolos a menudo en público y dirigiendose a ellos sin ningún respeto. Estos empleados suyos eran profesionales de prestigio, que podrían haber encontrado trabajo en otro sitio, pero J.P. Morgan les pagaba unos muy buenos salarios. En una ocasión, le preguntaron a un vilipendiado empleado de este intratable banquero como soportaba esa situación y respondió:
Nos tienen cogidos por las limusinas
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