Ante una misma situación, por ejemplo, una visita a un domicilio desconocido, un hombre y una mujer típicos, tendrán recuerdos totalmente distintos.
Si él va a casa de X, le contará a su pareja femenina: fuí a casa de X, vive en la calle tal, en el segundo piso, y ella se quejará de que no le ha contado nada. El contestará confuso que se lo ha contado todo.
Si ella va a casa de X, le contará a su pareja masculina: X me invitó a su casa, de esta manera, vive en un edificio antiguo, color de las cortinas, detalles, detalles y más detalles.
El hombre tiende a quedarse con lo esencial, a costa de percibir pobremente la realidad por falta de detalles, la mujer percibe la realidad con multitud de detalles, corriendo el riesgo de no captar lo esencial. Considerando así las cosas, hombre y mujer pueden enriquecerse sobremanera con sus interpretaciones propias, distintas y complementarias de la realidad.
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